A principios de diciembre hablábamos sobre las 6 fases en las que implementar estrategias de valor en una empresa para el bienestar social. Fases que nos llegan a través de la Guía sobre Innovación y Sostenibilidad Empresarial elaborada por la Cámara de Comercio de Toledo dentro del Programa Innocámaras.
En relación al bienestar social y al desarrollo sostenible, hoy hablamos en este artículo sobre la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Un concepto que lleva tiempo entre nosotros y que adquiere mayor importancia.
En la Guía también nos cuentan sobre cómo integrar la RSC y la sostenibilidad en el ámbito empresarial desde un punto de vista práctico.
Pero, ¿cuándo surgió este concepto y por qué sigue entre nosotros?
Los primeros indicios sobre el concepto de Responsabilidad Social Corporativa surge en el siglo XX. La primera vez que se mencionó fue en el año 1953 por Howard R. Bowen, economista norteamericano, en su libro Social Responsibilities of the Businessman.
Se estableció para que las políticas empresariales fueran en consonancia con los valores y los objetivos de la sociedad.
Con este concepto lo que se busca es ese retorno e impacto positivo desde la empresa hacia la sociedad. Y aunque bien es cierto que en sus comienzos tenía una connotación más filantrópica, su desarrollo en el tiempo le ha convertido en un concepto más ligado a una gestión integral en la empresa.
Esta gestión responsable genera no solo una mayor sostenibilidad en la empresa y genera beneficios para la sociedad en general, sino que acrecienta la competitividad y hace que puedan coexistir.
El diálogo con los grupos de interés
Desde la Guía nos cuentan sobre cómo integrar la RSC y la sostenibilidad empresarial en la práctica.
Concretamente, la RSC basada en un diálogo con grupos de interés aporta un valor económico, social y medioambiental cuyos beneficios se extraen de gestionar los procesos en esos diálogos, tales como la mejora en la gestión del riesgo para identificar temas relevantes para la organización, favorecer la innovación en la empresa y apoyar a la identificación de nuevos mercados y oportunidades de negocio a través de la comprensión y el conocimiento del contexto social, económico y ambiental del presente y del futuro.
Los 3 aspectos de las buenas prácticas en RSC
Conforme avanza la Guía, se definen una serie de pasos a seguir en el proceso de relación con los grupos de interés y después se detienen en esos 3 aspectos que tienen las buenas prácticas en RSC, teniendo en cuenta el componente social, medioambiental y económico:
A – Aspectos económicos
Principalmente se destaca el hecho de que llevar a cabo acciones socialmente responsables son acciones cuyos beneficios se ven y obtienen en un largo plazo.
De entre estos beneficios se destacan los siguientes:
- Reducción de coste de capital: ya que los inversores y los accionistas ven este tipo de prácticas muy positivamente, lo que hace reducir el riesgo de inversión y así el coste de capital.
- Aumenta los ingresos: puesto que el impacto que se produce de esta práctica hace que se incremente la competitividad de una manera directa y, por tanto, los ingresos de la empresa.
- Reducción de costes a largo plazo: sabemos que este tipo de estrategia de responsabilidad social y sostenibilidad implica un coste adicional a la empresa, pero también se sabe que los beneficios reportados son positivos.
B – Aspectos sociales
La atracción y la retención del talento, el incremento de la calidad y la productividad a través de un equipo humano formado, motivado y satisfecho, así como la la mejora de la imagen empresarial y la contribución al desarrollo socioeconómico de la comunidad, forman parte de la buena práctica y afectan positivamente en lo individual y en la comunidad que rodea a quien se ve influenciado favorablemente.
Asimismo, nos señalan 3 áreas diferentes dentro de los aspectos sociales de la RSC: aquellas relaciones laborales con los empleados que mejoren su satisfacción y rendimiento en el trabajo (como el mobiliario), aquellas relaciones con la sociedad y su compromiso y responsabilidad para con ella y aquellas otras relaciones de acciones sociales.
C – Aspectos medioambientales
En este último aspecto, para la integración de una Responsabilidad Social Corporativa se habla de tener en claro esos objetivos para eliminar, reducir y mitigar el impacto negativo que se puede generar sobre el medioambiente y potenciar los que son realmente positivos.
Los asuntos de los que se habla son la eficiencia en el consumo de recursos, la reducción de emisiones de efecto invernadero, la generación y la gestión de residuos, la biodiversidad y los espacios naturales sin comprometer el desarrollo de generaciones futuras, el ecodiseño en todas su etapas y el desarrollo de productos y servicios, la sensibilización y la educación ambiental.
Si te perdiste el artículo sobre Las 6 etapas para implementar estrategias de valor en tu empresa, dale clic y sigue leyendo: Las 6 etapas para una innovación social
Y, si te interesa leer la Guía completa, haz clic en el siguiente enlace: Guía Innovación y Sostenibilidad Empresarial